Estructuras de Gobierno y Dirección de los Foros Vecinales de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires

Prólogo

Al dedicarle un libro a una persona muy querida, escribí, entre otras cosas, “Roads are for journeys, not destinations.” Aquella sublime frase de Buddha se aplica, en mi opinión, a la experiencia de los Foros de Seguridad: no se si, en última instancia, son una solución, pero no dudo de que son, en sí mismos, caminos. Así comencé, en el 2002, a descubrir una nueva dimensión de nuestra querida democracia representativa. La crisis de credibilidad institucional había dado lugar a una ley que confería quizás demasiadas atribuciones a determinadas Organizaciones de la Sociedad Civil. “Un experimento que les salió mal,” me dijo una vez un amigo. Creo que es un mal pensado, después de todo, los dirigentes políticos solamente piensan en beneficiar a la sociedad y nunca en su beneficio personal. ¿O no?

Sea como sea los Foros despegaron. Los gobiernos cambiaron, pasaron tres gobernadores, doce ministros de seguridad e incontables funcionarios varios. Algunos colaboraron con el desarrollo de los Foros, otros los ignoraron, deseando que ni siquiera existan y también hubo quienes buscaron capitalizar políticamente el trabajo de los Foros, como si fuese mérito propio. ¡Las cosas que se hacen por una candidatura... o por algún puestito! Pero los Foros lograron prevalecer.

Lógicamente, más allá de los verdaderos desinteresados representantes de la sociedad civil, por los foros también pasó una variada fauna. ¿Qué buscaban? Algunos pretendían usufructuar políticamente de la visibilidad en la esfera pública que les brindaba el rol, otros necesitaban consolidar o defender su caudillismo de barrio, había quienes encontraban, en la atención dispensada por los medios de comunicación y dirigentes locales, un alivio momentáneo para su baja autoestima, y por supuesto no podían faltar aquellos que buscaban algún “negocito.” Pero los Foros lograron prevalecer.

Todo esto y más, marcó este camino de aprendizaje y descubrimiento. Alguna vez, cuando asumí la presidencia del Foro, un prestigioso juez me dijo “te vas a enterar de cosas que la gente común ni se imagina.” Se quedó corto. En palabras del cineasta Pablo Trapero, “la cana es un mundo aparte.”

Las Organizaciones de la Sociedad Civil se encuentran pobladas de personas comunes a las cuales las situaciones particulares de la vida las llevaron a tomar posiciones relevantes en la defensa, reivindicación o fomento de determinados derechos inherentes a los ciudadanos. Desde la madre que pierde un hijo, víctima de un “accidente de tránsito” y busca cambiar las leyes, o quienes ven afectado a algún ser querido por una determinada enfermedad y dedican sus recursos para encontrar formas en las cuales mejorar la calidad de vida del resto de personas que padecen lo mismo, hasta quien, como simple observador, se indigna ante la degradación del medio ambiente, las experiencias personales, y de nuestros seres queridos, condicionan y potencian nuestra participación en el Tercer Sector. Lejos estoy de ser una excepción. Habiendo presenciado las fallas, falencias, ineficiencia, falta de recursos y actos de corrupción dentro del “Sistema de Seguridad Pública de la Provincia de Buenos Aires,” no podía permanecer indiferente.

La participación también nos confiere poder. Dejamos de ser espectadores pasivos, aunque “opinólogos,” para asumir un rol activo. Claro que, como en cualquier otra área, la participación por si sola no garantiza el cumplimiento de los objetivos propuestos. La administración de la seguridad pública es un tema altamente complejo y multidisciplinario, no exento de los vicios que afectan al resto de las áreas de la administración pública. Por ello, el trabajo de presidente de foro se termina convirtiendo cada vez más en un rol político; exigimos, reclamamos, denunciamos, pero a su vez pactamos, negociamos, toleramos...
Con el Ministerio, con la policía, con los políticos, con otros foros, dentro de nuestro propio foro, con los vecinos... “Quid pro quo.”